Elecciones 2019. Nueva prueba para la vida democrática de México
El domingo 2 de junio habrá elecciones en seis estados de la República. En Aguascalientes se eligen 11 ayuntamientos; en Baja California, se renueva la gubernatura, se eligen 25 diputaciones, así como 5 ayuntamientos. Durango, por su parte, elige 39 ayuntamientos. Uno más, Quintana Roo, tendrá oportunidad de elegir 25 diputaciones; y en Tamaulipas se votará por 36 diputaciones. Cabe destacar que la sexta entidad en celebrar elecciones, Puebla, elegirá 5 ayuntamientos y, en proceso extraordinario, la gubernatura, que quedó sin titular luego del fallecimiento de la Sra. Martha Érika Alonso, el 24 de diciembre de 2018. Puebla es, por cierto, entidad donde la autoridad electoral nacional, el Instituto Nacional Electoral (INE) ejerce por primera vez la facultad de organizar totalmente la contienda. No había de otra, pues el órgano local era un desastre, por decir lo menos. Es comprensible que Baja California y Puebla generen mayor atención en el imaginario político nacional, por razón de la disputa por las gubernaturas. Las encuestas parecen favorecer a los candidatos del partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), Jaime Bonilla Valdez y Miguel Barbosa Huerta, respectivamente. Pero está claro que si el resultado les beneficia no será por su arrastre personal entre el electorado, sino por vivir cobijados tanto por el partido como por su fundador, el actual presidente de los mexicanos, Andrés Manuel López Obrador. El señor Bonilla Valdez es conocido en la norteña entidad más como empresario de las comunicaciones (fundó la cadena televisiva Primer Sistema de Noticias o PSN) que como político; si bien fue diputado federal en 2012. Aunque su mayor logro en la política (se dice) es el de reputarse como amigo del primer mandatario. En la elección de 2018, llegó fácilmente al Senado con los colores de Morena; apenas tres meses después pidió licencia en el Congreso de la Unión para desempeñarse como “superdelegado” estatal; y en marzo de 2019 renunció a ese encargo para ganar con lujo de desenvoltura la designación partidista como candidato… ¡cuánta habilidad! No puede obviarse que, en diversos medios, se destaca un lado oscuro y poco enaltecedor del candidato; sin embargo, ello no ha merecido la atención de la dirigencia del instituto político Morena; no antes, no ahora. Miguel Barbosa es harina de otro costal; posee una larga y conocida trayectoria política en la izquierda desde los años noventa, como integrante del Partido de la Revolución Democrática (PRD); sobre todo en el Congreso de la Unión donde llegó a ocupar la presidencia de la Mesa Directiva del Senado. Quizás su logro más impactante haya sido el haber manifestado públicamente, en 2017, su respaldo a la candidatura a la presidencia de la República del entonces dirigente máximo de Morena, Andrés Manuel López Obrador cuando, como es conocido, los demás liderazgos del PRD estaban próximos a alinearse y someterse al entonces presidente del PAN, Ricardo Anaya. Con todo, Barbosa logró este año, por segunda ocasión la candidatura morenista (se recordará que en 2018 contendió por el mismo encargo, sin lograr el triunfo), en medio de fuertes conflictos al interior del propio partido. Barbosa Huerta y Bonilla Valdez, dos personajes totalmente opuestos. El primero, un político de viejo cuño, sin mucho brillo pero comprometido con las causas de la izquierda, que al debatir con los demás contendientes ha ganado relativo posicionamiento. El segundo, un exitoso empresario que incursiona en política con el pie derecho… y más bien por la derecha; pero que al rechazar debatir ha contribuido al crecimiento de una opción cercana a la base social, como es Jaime Martínez Veloz, el «Compa Veloz». Tanto Barbosa como Bonilla se enredan con la bandera de Morena y prometen muchas cosas buenas para Puebla y Baja California; claro, confiando en ganar la contienda por el hecho de contar con el respaldo presidencial… ¿será? El jefe del Ejecutivo Federal ha dicho en innumerables ocasiones que el pueblo no es tonto; “tonto es quien cree que el pueblo es tonto”, ha fustigado. Pues bien, a los mexicanos de las seis entidades mencionadas aguarda otra prueba más de madurez política; esta vez, ya en la era de la 4T. La pregunta que los políticos profesionales y los sesudos analistas se hacen en estos momentos es si será suficiente la fuerza que imprime a esa organización política el primer mandatario del país como para que sus candidatos se suban a la ola y triunfen holgadamente, o si los electores se darán a la tarea de analizarles seriamente. Es decir, si en este proceso electoral los ciudadanos tomarán en cuenta factores como historia personal, formación profesional, trayectoria política, desempeño en el servicio público, y viabilidad de las propuestas. Lo sabremos el 2 de junio. |
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Fuente de imagen: uniradionoticias.com | ||
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Plumas Libres, 24-may-2019 |