La salud de los candidatos a la presidencia de México

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Ricardo V. Santes Álvarez

 

A fines de 2011 el medio español RTVE publicó declaraciones del mandatario venezolano Hugo Chávez, manifestando extrañeza que varias figuras políticas latinoamericanas padecieran cáncer. Chávez insinuaba que las enfermedades declaradas del ex-presidente Luiz Inácio Lula da Silva y los presidentes Fernando Lugo, Cristina Fernández, Dilma Roussef, y la propia, acaso se debieran a una conspiración. Recordó los experimentos estadounidenses de inoculación de enfermedades de transmisión sexual en ciudadanos guatemaltecos en los años cuarenta del siglo pasado.

Sin considerar tales aseveraciones más allá que especulaciones, el hecho es que, cuando se atribuyen problemas de salud a personajes públicos, lo menos que se genera es incertidumbre entre los ciudadanos; peor aún si ese ambiente negativo se produce en obediencia a intereses externos.

Guardando la distancia con la condición de salud de políticos del sur del continente, el tema viene a colación por las recientes noticias de supuestos males, o malestares, de dos candidatos a la presidencia de México, Andrés Manuel López Obrador y Josefina Vázquez Mota. Del primero, hace algunas semanas corrió la especie que padecía delicada enfermedad, lo que pronto el mismo candidato de las izquierdas desmintió (“estoy al cien […] estoy bateando arriba de 300”, “me quieren desaforar médicamente”, afirmó en ocasiones diversas); de Vázquez Mota se señala débil condición física, que se apoya en un video donde se aprecia a la candidata a punto de desfallecer en un evento, optando por leer su discurso sentada en una silla. En este último caso, desde el equipo de campaña se dijo que la candidata padece de baja presión, lo que la propia Vázquez Mota desmintió posteriormente (y fortaleció al día siguiente, mostrándose a los medios ejercitándose en un gimnasio, en Ensenada, B.C.). Nada se ha comentado al respecto de los otros dos contendientes a la presidencia, aunque es razonable pensar que ambos se encuentran saludables.

En México parece que no existen intereses externos que quieran “enfermar” a algún candidato presidencial; más bien la nota no pasa de surgir, por un lado, de un espíritu chismoso de aviesos informadores y, por otro, de falta de condición física de algún protagonista. El asunto, por fortuna, es menor y perfectamente atendible. Por lo anterior, con la finalidad de que todos los candidatos lleguen al mes de julio en perfectas condiciones de salud, coincido con quien les sugiere someterse a un estudio médico, ya que a lo largo de la contienda se verán muy presionados, y el mínimo tropiezo puede afectarles en sus aspiraciones. Asimismo, con el objetivo de tener una contienda electoral de altura, que deje atrás la penosa experiencia del 2006, es conveniente que nuestros cotidianos informadores proporcionen noticias veraces, objetivas, sin colores partidistas; con lo que ayudarán a clarificar el ambiente electoral mexicano, actualmente tan falto de credibilidad para la mayoría de los ciudadanos.

 Twitter: @RicSantes

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