Corrupción en México. Pensemos en las soluciones
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The Mexican legal system is corrupt, as is much of Mexico. Pay me the money that is owed me
now – and stop sending criminals over our border. Donald J. Trump, @realDonaldTrump,
twit issued on 24 Feb 2015.
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Breve recuento
En la página web de Transparencia Mexicana (TM), capítulo México de Transparency International (TI), se lee: “México, sin avances significativos en el Índice de la Percepción de la Corrupción”. La nota se refiere a la evaluación que anualmente realiza TI de la percepción que en muchos países se tiene sobre ese asunto. En esta ocasión, el documento elaborado por TI, intitulado Índice de Percepción de la Corrupción 2014, arroja ingratas “novedades”: De 175 países estudiados, México se ubicó en el lugar 103 (o sea, 103/175) compartiendo ese nada honroso sitio con Bolivia, Moldavia y Níger. El mejor calificado fue, para continuar la costumbre, Dinamarca. De los peores ni me ocupo… no vaya a ser la de malas en 2015.
Comparado con socios y competidores económicos, México quedó muy a la zaga: 93 posiciones por debajo de Canadá, 86 por debajo de Estados Unidos, 82 de Chile, y 34 de Brasil. ¿Más malas noticias? El país ocupó el último lugar entre los integrantes de la Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo, es decir, el 34/34 ¡puf! seguramente, el mejor amigo de México entre los miembros de esa organización es el que ocupó la posición 33.
Definitivamente, la corrupción es uno de nuestros mayores problemas, y uno de los más comentados. ¡Hasta fracasados políticos como Donald Trump buscan sacar ventaja de la circunstancia mexicana!
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La necesidad de cambiar el rumbo
TM concluye que urge un cambio serio en la estrategia anticorrupción de México (¿había una?). Señala 5 acciones prioritarias:
1.Creación de un Sistema Nacional Anticorrupción.
2.Aunado a una fiscalía anticorrupción, se requieren órganos de control, fiscalización e impartición de justicia independientes, que abarquen los tres órdenes de gobierno.
3.Establecer legislación sobre conflicto de interés en los tres poderes y órdenes gubernamentales.
4.Fortalecer el blindaje electoral 2015, pugnando porque todo aspirante a puesto de elección haga públicas tres declaraciones: patrimonial, de impuestos, y de potencial conflicto de intereses.
5.Que las acciones de Gobierno y Parlamento Abierto se conviertan en auténticas prácticas transversales y generales.
Parecen propuestas utópicas… aunque… tal vez haciendo caso a esa observación, o quizás porque este año hay elecciones (y la sociedad cobrará facturas a todos esos partidos, candidatos y gobernantes corruptos) fue que, recientemente, en Cámara de Diputados se aprobó el “nuevo” Sistema Nacional Anti-corrupción. Tal vez también por la presión internacional Enrique Peña Nieto revivió un difunto, la Secretaría de la Función Pública (SFP), aunque designó a quien se dice es un incondicional.
De esos ajustes ¿puede esperarse algo positivo? A la luz de las evidencias de cómo “se las gastan” los gobernantes y esos políticos que ocupan el Congreso (en su mayoría auténticos vividores del erario), no me congratula la aprobación de este Frankenstein anti-corrupción, ni la rehabilitación de la SFP, pues creo que ambas instancias serán más de lo mismo: “atole con el dedo”.
Coincido con muchos mexicanos en que ese terrible cáncer puede extirparse sin que el paciente fallezca. También, en que nada justifica esperar que la solución emane de la élite del poder, cuando es claro que ésta vive encantada con la situación actual. O ¿alguien cree que a gobernantes, autoridades, diputados, senadores, empresarios, o militares corruptos les interesa combatir la corrupción?
Para el ciudadano de a pie es difícil tener voz en las decisiones, pero eso no es excusa para dejar de luchar por hacer diferencia; sobre todo, sabiendo que entre funcionarios, legisladores, empresarios, y militares hay quienes desean una patria libre de corrupción e impunidad, y que están dispuestos a ir de la mano con la sociedad organizada en pos del objetivo.
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