El país del presidente
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Ricardo V. Santes-Álvarez
«Yo sí creo que hay un tema… eh… cultural… eh… la…lamentablemente, que… que ha provocado corrupción… en todosom [sic] ámbitos y órdenes. [Tú] has señalado a un responsable y a un partido político, que es justamente el que yo represento […Ojalá poco trabajo tuvieran las instancias encargadas de combatir la corrupción y] fuera más un tema de conducta de una sociedad que asume principios, valores, respeto a la legalidad… por eso insisto es un tema de legalidad… es un tema de orden cultural, perdón. […] Creo que la reforma educativa tendrá un impacto en este tema… seguramente en el largo plazo.
(Enrique Peña Nieto, respuesta a León Krauze, en la entrevista con periodistas, en Palacio Nacional, en el 80 aniversario del Fondo de Cultura Económica, 20 de agosto de 2014)
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El sistema legal mexicano es corrupto, como es gran parte de México. Páguenme el dinero que me deben ya – y detengan su envío de criminales a nuestra frontera […] Sistema judicial corrupto de México. No quiero nada con México más que construir un MURO impenetrable y evitar que sigan estafando a EE.UU.
(Twitts del hoy candidato presidencial Donald Trump, @realDonaldTrump, los días 24 de febrero y 5 de marzo de 2015)
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Este tema que tanto lacera, el tema de la corrupción, está en todos los órdenes de la sociedad y en todos los ámbitos, no hay alguien que pueda atreverse a arrojar la primera piedra.
(Enrique Peña Nieto, al inaugurar la Semana Nacional de Transparencia, en el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales, 28 de septiembre de 2016)
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¿Un país cuyos habitantes son TODOS corruptos? Parece que ese es el que cree gobernar el presidente Peña Nieto. Apenas el mes pasado, retador –en un escenario a modo, claro- como para ver si saltaba un guapo, reafirmó la perorata, que ha venido repitiendo por años, de que la corrupción es inherente a los mexicanos: “no hay alguien que pueda atreverse a arrojar la primera piedra”. Así de contundente fue el priísta mexiquense en la Semana Nacional de Transparencia.
¿Usted se pone ese saco? Porque desde aquí le digo al señor Peña que no es el caso de la mayoría de mexicanos que con gran esfuerzo se echan a hombros el peso que implica mantener con vida esta nación, a la que infinidad de parásitos en el gobierno, como él comprenderá, han dañado tanto y por tanto tiempo.
Hasta el mismísimo diablo, Donald Trump es menos lapidario y nos concede el beneficio de la duda. Pues al afirmar que el sistema legal mexicano es corrupto, como “gran parte de México”, juzga que hay una parte que NO es corrupta. ¡Vaya diferencia entre Trump y quien debería sacar la cara por esta patria!
Entonces, ¿cómo es el país de Peña Nieto? Veamos algunas perlas.
- Es uno donde se imponen maravillosas reformas “estructurales”, pero que luego de cuatro años, no han funcionado como se esperaba o de plano no han arrancado. Pensemos en la educativa, que como todas, fue maquinada en las cúpulas, sin mínimos acuerdos con quienes la deberían instrumentar: los educadores. Por ello, está empantanada. Una reforma que, por cierto, ahora reza en promocionales que entre sus aspiraciones está que los educandos hablen inglés. ¿Será para así largarlos a Estados Unidos de una buena vez, y que allá encuentren el trabajo que acá se les niega? Pero, ¿y si Trump llega a la presidencia? Pese a todo (cabe apuntarlo), se dice que las reformas han sido exitosas al menos para ciertos altos funcionarios, a quienes su sólo anuncio les permitió generar pingües ganancias, de cara a prometidos contratos. ¡Los corruptos vuelven a ganar, pues!
- Es un país que no tiene presidente de tiempo completo, porque éste gusta de ausentarse un día sí y otro también. Prefiere mantenerse alejado de los problemas, como si ignorándoles se resolvieran. Y diga si no, cuando que apenas el lunes 26 de septiembre viajó a Colombia a testimoniar la firma del acuerdo de paz entre gobierno y guerrilla, casualmente (vaya casualidad) en el aniversario número dos de la desaparición de 43 estudiantes de la escuela normal de Ayotzinapa. Y que luego de brevísima estancia en el suelo que supuestamente gobierna, que sirvió para que declarara la barbaridad que se consigna al inicio, el viernes 30 se hizo presente en Israel en las exequias del ex presidente Shimon Peres. Candil de la calle… porque en México diariamente mueren inocentes por causa de la violencia, y del mandatario ni sus luces.
- Es uno donde la mayor problemática es la inseguridad, pero en el cual los principales responsables, como el secretario de gobernación Miguel Ángel Osorio, y los gobernadores de estados violentos como Eruviel Ávila, Graco Ramírez, o Rafael Moreno, a pesar de su ineficiencia ya se candidatean para la presidencia de la República a partir de 2018. Peor, cuando el jefe máximo dice que ahora sí se combatirá la corrupción, pero que en ningún momento ha reflexionado ni mucho menos corregido, la propia.
- Es un país donde la clase política y gobernante (ex presidentes incluidos), percibe salarios que sus homólogos en países desarrollados ni siquiera sueñan; que poseen casas blancas, malinalcas, y más y más propiedades en Estados Unidos o Europa. Mientras tanto, el grueso de la población carece de los beneficios esenciales, y millones viven en pobreza extrema.
Ese es el país que Peña Nieto alardea como vanguardia del Siglo XXI en sus múltiples viajes al extranjero, pero al cual ha utilizado solamente para reproducir las mañas más arcaicas y nefastas, esas del PRI de siempre. “Un partido político, que es justamente el que yo represento”, le dijo a León Krauze. Pues sí, ese mismo, que califica como corrupto por naturaleza.
Las lamentables declaraciones de Peña Nieto solamente pueden entenderse por el hecho de que vive distante de México, y que cuando está aquí se rodea de gente como él y eso le hace pensar que todos somos corruptos. Por eso no ve más allá; no conoce ni tantito al ciudadano verdadero, que ciertamente NO es aquel que le llenó el zócalo capitalino durante SU Grito de Independencia el mes pasado.
El presidente debería entender que la mayoría de los ciudadanos no caemos en su definición; que respondemos a principios de honestidad, trabajo, respeto a la legalidad, y luchamos porque México sea distinto y mejor. Que desde nuestras trincheras, por muy pequeñas e invisibles que parezcan, alzamos la voz y decimos NO a la corrupción y la impunidad.
En breve, señor Enrique Peña Nieto, ojala le quede claro que la corrupción es usted y el sistema político que lo cobija. No involucre a todo el pueblo mexicano.
Fecha de publicación en otros medios:
Plumas Libres 1 de octubre de 2016
Twitter: @RicSantes